Una marea de fe desbordó el Milagro: pañuelos, sirenas y lágrimas en Salta
La procesión del Señor y la Virgen del Milagro volvió a estremecer a la capital con una multitud que cubrió calles y plazas en un pacto de devoción que se renueva cada año.
Entre pañuelos blancos, sirenas y campanas, la salida de las imágenes desde la Catedral provocó un mar de lágrimas y emoción compartida. Peregrinos de toda la provincia y de provincias vecinas llegaron a pie después de días de caminata para agradecer y pedir por salud, trabajo y paz.
El momento más conmovedor se vivió con el ingreso final de las imágenes al templo. El himno y los aplausos marcaron el cierre de una jornada de fe que, pese a la crisis, demuestra que el Milagro sigue siendo el corazón espiritual de Salta.